lunes, 22 de abril de 2013

Templo de Khonsu



Es muy interesante la composición de estas estructuras antiguas, la forma en que se desarrollan sus espacios y la función que cada uno representa me parece algo magnifico, a continuación una descripción del templo de khonsu.

A partir de la obra de la reina faraón Hatshepsut en Deir el-Bahari, casi todos los templos levantados en Egipto seguirían un esquema bastante parecido: largos accesos, esfinges en guardia, vestíbulos de columnas y patios interiores, santuarios oscuros y una complicada progresión lineal que relacionaba todos los elementos entre sí.
Los sucesivos arquitectos reales desarrollaron un complicado mundo que pasaba del plano terrenal a al sobrenatural, reservado solo para sacerdotes y faraones, los únicos que podían llegar hasta el final: el santuario propiamente dicho.
Dentro del inmenso conjunto que forman Luxor y Karnak, declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1979, se encuentra una gran cantidad de templos y recintos funerarios que siguen el mismo esquema. El templo de Luxor y el conjunto de Karnak estaban unidos por una larga avenida procesional flanqueada por unas 1000 esfinges con cabeza de carnero. Durante siglos, este lugar fue el centro religioso más importante de todo Egipto.
De todos los templos que llegó a albergar el basto complejo, el mayor fue el erigido en honor del dios Amón, en Karnak, rodeado por un muro de más de dos kilómetros de largo con la célebre sala hipóstila plagada de columnas, la más grande del mundo. Tiene una longitud de unos 100 metros, y alberga 134 columnas, algunas de las cuales tienen más de veinte metros de altura.
Aunque los inmensos templos principales se empezaron en la Dinastía XVIII, para comprender todos con mayor precisión lo mejor es remitirse a un templo más pequeño erigido alrededor del año 1100 a.C., el Templo de Khonsu, erigido por la Dinastía XX dentro del mismo recinto que aloja el Templo de Amón. Aquí todos los componentes esenciales y los patrones seguidos por los arquitectos reales para los grandes templos se encuentran en su forma más elemental.

Antes de acceder al templo, el visitante recorre una larga avenida flanqueada a ambos lados por esfinges. Al fondo de ésta se levanta la gran fachada exterior del templo, denominada pilono, más alta y más ancha que el templo que tiene detrás. Está construida en talud, formando una figura trapezoidal y en el centro se sitúa la puerta de acceso, también en forma de trapecio. Los muros estaban bordeados por molduras de toro, coronadas por una característica cornisa y decoradas con complejos relieves, estatuas y mástiles para poner estandartes. De esta manera, la fachada era una impresionante barrera al interior, a la vez que lanzaba una serie de mensajes visuales al visitante.
Una vez franqueada la puerta se encuentra el Peristilo, un patio cubierto con columnas en los laterales y el fondo que, generalmente, enmarcaban una serie de figuras del rey. A continuación se halla el espacio interior egipcio más impresionante la Sala Hipóstila, sala de columnas totalmente cubierta, con la nave central más elevada que las restantes y con claraboyas laterales en el desnivel. Al fondo, rodeado de corredores y habitaciones, se sitúa el Santuario, sala donde se venera la divinidad y a la que sólo podían acceder los sacerdotes y el faraón. Una de las estancias más importantes de este espacio era la cámara en la que quedaba alojada la barca solar, un navío ritual que simbolizaba el ciclo de la vida y la muerte del dios Ra (el Sol a través del cielo).

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